miércoles, 25 de junio de 2014

Historia del Merengue


Historia del merengue

 

El merengue es un género musical bailable originado en la República Dominicana a principios del siglo XIX. Es muy popular en Hispanoamérica, donde es considerado, junto con la salsa, como uno de los grandes géneros musicales bailables que distinguen el gentilicio latinoamericano.

En sus orígenes, el merengue dominicano era interpretado con instrumentos de cuerda (bandurria y/o guitarra). Años más tarde, los instrumentos de cuerda fueron sustituidos por el acordeón, conformándose así, junto con la güira y la tambora, la estructura instrumental del conjunto de merengue típico. Este conjunto, con sus tres instrumentos, representa la síntesis de las tres culturas que conformaron la idiosincrasia de la cultura dominicana. La influencia europea viene a estar representada por el acordeón, la africana por la tambora, que es un tambor de dos parches, y la taína o aborigen por la güira.

Aunque en algunas zonas de la República Dominicana, en especial en el Cibao y en la subregión Noroeste, hay todavía conjuntos típicos con características similares a aquellos pioneros, este ritmo fue evolucionando durante todo el siglo XX. Primero, con la introducción de nuevos instrumentos como el saxofón y más tarde con la aparición de orquestas con complejas secciones instrumentales de vientos.

La evolución del merengue de letra decente para amenizar una de sus rumbas. A partir de entonces, se diseminó muy rápidamente por todo el país.

 

Como fueron músicos cultos los que fijaron la forma musical del nuevo merengue, los músicos populares trataron de imitar y seguir este modelo, mientras que el hombre de campo continuó tocando el merengue en su forma original. Esto dio origen a dos formas de merengue: el merengue folclórico o típico, que aún se encuentra en los campos, y el merengue de salón, propio de los centros urbanos. De esta manera, desplazó a algunos otros bailes típicos como la tumba, que requería gran esfuerzo físico y mental, mientras que la coreografía del merengue, en la que el hombre y la mujer no se sueltan nunca, era bastante simple, aunque poco a poco fueron desarrollándose diversas figuras para este baile de salón.

 

El merengue de cuerdas (guitarra, acordeón, güira y tambora) es la primera manifestación del ritmo, en su fase primitiva, pero con la llegada del acordeón por la costa norte desde Alemania, este instrumento novedoso entonces y de mayor sonoridad que la guitarra, poco a poco la sustituiría, dando paso al formato que, en la zona norte, adquiriría el nombre de "Perico Ripiao". Dicho nombre surge en un lugar de Santiago (capital del Gibao, al norte de la isla), donde pernoctaban los campesinos que se trasladaban a la ciudad a vender sus productos, llamado "El Hospedaje". Allí existían centros de diversión donde fundamentalmente se presentaban los grupos que ejecutaban el merengue de acordeón. Entre estos centros el más popular era uno llamado "Perico Ripiao". Es por esto que adquieren el nombre de grupos de "Perico Ripiao". El Perico Ripiao (también es conocido como el merengue típico) fue una de las primeras formas de merengue y su origen está en los campos del Gibao y la Línea Noroeste, y se toca con güira, tambora y acordeón. Los cantos del Perico Ripiao son diferentes al merengue de orquesta o de banda. Los versos simples con frases poéticas toman a veces forma de décimas o de cuartetas, donde los versos tercero y cuarto son repetidos pero en orden inverso (el verso tercero se convierte en sexto y el cuarto en quinto; ABCDDC). El Perico Ripiao tiene un ritmo rápido y es mucho más popular en el Cibao (en los campos cibaeños) que en Santo Domingo, la capital dominicana. El desarrollo musical del merengue se dio principalmente luego de ser admitido por la élite social de República Dominicana. Dicha admisión se dio fundamentalmente con la llegada al poder de un amante del ritmo, el dictador Rafael Leonidas Trujillo (Régimen establecido desde 1930 hasta 1961). Trujillo, de origen humilde y conocedor del género, empöeó el merengue como parte de la estrategia de promoción de su gobierno a nivel nacional y lo convirtió en la Música Nacional obligada en los actos sociales y oficiales. Para lograr esta introducción en las clases de la intelectualidad y poder económico, utilizó la creatividad de músicos excepcionales de la talla de Julio Alberto Hernández quien, junto a otros músicos de alta formación y conocedores del movimiento musical internacional, transformaron el merengue rural o Perico Ripiao en un merengue de salón estructurado sobre la base de una gran orquesta al estilo Big Band, pero manteniendo la base rítmica original. En este tipo de merengue se destaca la Orquesta Santa Cecilia como la principal orquesta de la época. En los 40 y 50 el maestro dominicano Luis María Frómeta Pereira, Billo Frómeta, contribuyó a popularizar el ritmo en Venezuela y Colombia. Con la caída del régimen de Trujillo llegan los procesos de influencia de la música anglosajona que ponen al merengue en la obligación de transformarse en una música másañ a la juventud. Es cuando surgen dos jóvenes músicos inquietos, uno de academia y otro de las entrañas mismas del pueblo: Félix del Rosario y Johnny Ventura. El primero, músico militar gran conocedor del jazz, y el otro un carismático gran creativo y músico innato. Ambos se encargan de hacer el merengue menos sofisticado y adaptado a lo que pedía la juventud de los años 60. Esta es la etapa donde surge el combo: Orquesta de unos 14 músicos con un frente de bailadores y coristas.

 

El merengue mix

En la década de los 50, el merengue comienza a adquirir ribetes de producto mercadológico organizado, tal y como demandaba la música a nivel internacional. Esto se verifica principalmente con el surgimiento de la orquesta de Wilfrido Vargas y "Los Beduinos", de la mano de su productor Bienvenido Rodriguez. Con el nivel profesional del personal humano de la estructura formada por este productor, se pudo realizar un producto de calidad de exportación para ser consumible por la juventud latina de la época, que vivía el boom de la Fania All Star en Nueva York y La Dimensión Latina de Venezuela. Cabe destacar el estelar aporte musical que recibió el género por parte de los armadores musicales del movimiento Beduino: Jorge Taveras, Sony Ovalle, Wilfrido Vargas y Juancho Viloria. Esta estructura bajo el sello de Karen Records se convirtió en el laboratorio de lo que seria la Época Dorada del Merengue: Los años 80. En esta fábrica de talentos se descubrieron los líderes futuros del merengue, ya que tanto Wilfrido como Bienvenido se dedicaron a captar talentos y a construir agrupaciones satélites a Los Beduinos; tal es el caso de Fernando Villalona, Bonny Cepeda y los Kenton surgido del grupo "Los Hijos del Rey". Es así como a finales de los 70 el merengue empieza el período llamado Dorado, la época de oro, caracterizado por la aparición de nuevas agrupaciones, sonidos y carácter que llamaron la atención gracias a sus melodiosas canciones . Este movimiento no solo fue en Quisqueya, sino que contagió a Borinquen y al tiempo que se formaba en Santo Domingo Los Beduinos, en San Juan, un grupo de jóvenes liderados por cuatro universitarios formaban un pequeño grupo conocido como "El Conjunto Quisqueya", el cual tuvo un éxito rotundo por el estilo picaresco de su frente de cantantes y sus arreglos sumamente modernos para su época. La década de los 80 inicia con una efervescencia nacional del merengue, toda la República Dominicana estaba inundada de orquestas de merengue y el movimiento se expandió con fuerza a Nueva York, donde también se formaron agrupaciones de primera línea, que influyeron bastante en el ritmo por sus fusiones con ritmos caribeños y el rock and roll, tales como La Gran Manzana y La banda de Nueva York.

 

Para hacer una competencia de baile en esa década había que bailar durante todo el día según la tribu. Después de realizada esa competición, les tocaba ver quién emitía más eructos y con eso decidían quién ganaba.

 

Esta época de gloria del merengue fue liderada por dos arreglistas jóvenes que marcaron la modernización del género: Ramón Orlando y Manuel Tejada. Dos músicos de una fuerte preparación académica que dominaron con su estilo toda la época dorada y fueron los productores musicales de las principales orquestas de merengues dominicanas y extranjeras.

 

En el último tercio de la década dorada, la base rítmica del merengue sufre un cambio que lo simplifica musicalmente (llamado "merengue a lo maco" por ser popularizado por "Los Hermanos Rosario") y es cuando surge la CocoBand que, con un merengue rítmicamente más rico y de una estructura musical sencilla, logra un auge extraordinario en la juventud dominicana que demandaba un nuevo esquema musical del género, que se había caracterizado por llevar, mediante adaptaciones, baladas populares internacionalmente, a ritmo de merengue. Este nuevo estilo de merengue al estilo CocoBand se caracterizó por presentar una lírica fundamentada en los refranes populares dominicanos, por lo que su expansión externa fue limitada. Paralelamente, y bajo el auspicio o por la influencia de creativos como Jossie Esteban y Ringo Martínez, surgieron agrupaciones en Puerto Rico que generaron en la isla una fiebre que desplazó en gran medida el merengue dominicano del mercado internacional, ya que presentaba un estilo de una lírica más comercial, internacionalmente.

 

Algunos de los artistas más destacados del género son: Juan Luis Guerra, Toño Rosario, Fernando Villalona, Wilfrido Vargas, Johnny Ventura, Sergio Vargas, Los Hermanos Rosario, Milly Quezada, Los Melódicos, Conjunto Quisqueya, Víctor Roque y La Gran Manzana, Grupo Manía, Dionis Fernández y El Equipo, El Zafiro, Bonny Cepeda, Kinito Méndez, Eddy Herrera, Freddy Kenton, Héctor Acosta, José Peña Suazo y La Banda Gorda, Rubby Pérez, Grupo Bananas, Danny Marin, Rikarena, Jochy Hernández, Jossie Esteban y la Patrulla 15, Las Chicas del Can y el cocou (baile tradicional).

 

Por otra parte, pero no menos importante, encontramos también el merengue hip-hop, el cual se inició en la década de los años noventa. Este género nacido a partir del merengue tuvo una gran oleada de fanáticos y seguidores, la mayoría de ellos jóvenes. El merengue hip-hop tuvo como principales protagonistas las agrupaciones “Ilegales”, “Sandy y Papo”, “Proyecto Uno”, "Banda La Bocana", Los Alfa 8", entre otras agrupaciones. Estos nuevos colores musicales fueron introducidos bajo la conceptualización musical de los maestros Víctor Waill y Manuel Tejada, los principales ideólogos de esta evolución que hoy es la que mantiene vivo el ritmo en la juventud del mundo.

 

El merengue ha sido adoptado por otras culturas, que si bien poseen otras manifestaciones musicales, eligieron este género como base de desarrollo de nuevos sonidos y fusiones. Aunque influenciados por maestros del merengue y figuras prominentes de la época de oro del merengue en suelo dominicano, lograron darle un estilo propio y llevarlo a un nivel internacional y de respeto. Uno de estos exponentes es el puertorriqueño Elvis Crespo, excorista del grupo Manía. El Merengue también se ha aclimatado en otros países de Latinoamérica, como Argentina -donde se fusionó con la tarantela proveniente de inmigrantes italianos y el paso doble de España, formando así en la década de los 90 al "Cuarteto" oriundo de la provincia de Córdoba. También en Honduras, Colombia y Venezuela y España (especialmente en la Islas Canarias), donde existen agrupaciones con repertorio de merengue.

 

En la actualidad, el merengue es el ritmo latino que más se fusiona y se adapta a las nuevas tendencias rítmicas juveniles. Ya que, usando como patrón el merengue house o merengue hip-hop de los 90 al estilo "Ilegales" se le ha impregnado vitalidad y colores que aseguran su propia vigencia generación tras generación. También estaría llegando a diferentes países no americanos como España o Japón.

 

El merengue venezolano

 

En Venezuela existe una enorme gama de merengues -desprendidas, en su origen rítmico, de la simplificación de las variadas fulías negras de la costa central del país- que se pueden agrupar en tres grandes grupos: el caraqueño, el oriental y el larense.

 

Siendo un género bailable, el merengue venezolano -y sobre todo el caraqueño- tiene letras de corte costumbrista y picaresco, algunas de ellas muy subidas de tono, que son el reflejo de las tradiciones, los personajes y las historias de la época. Cuatro instrumentos solistas conforman la orquesta que ejecuta el merengue rucaneao: trompeta, trombón, saxo y clarinete, los cuales son acompañados por el cuatro, el contrabajo, el redoblante y la charrasca de tapara. La rítmica fue variando y del reglamentario compás de 2/4, organizado en dos corcheas y un tresillo de negra, a fuerza de baile y sobre todo de rucaneo, se llegó al singular compás de 5/8 (5 corcheas), extraña medida que le da esa cadencia característica que lo diferencia del merengue dominicano.

 

Este merengue rucaneao -cuyo nombre compuesto remite a la dulcería criolla venezolana: el primero realizado con claras de huevo y azúcar; el segundo, conocido como rúcano, una golosina gelatinosa hecha con tuétano de vaca y meladura de azúcar cuajada en forma cónica (papelón)- era considerado por los conservadores de entonces una manifestación vulgar. Tal vez por lo acaramelado de su nombre, por la impudicia de sus letras o por la forma de bailarlo, que requería ciertos movimientos acentuados de las caderas y un acercamiento muy estrecho de la pareja. Por la razón que fuere se prohibió tocarlo, cantarlo o bailarlo en las casas de familia y salones de baile de aquella sociedad respetable. Pero este ritmo de compás trunco penetró el gusto de los caraqueños que habitaban en parroquias como San Juan, La Pastora o San José y fue ganando espacios más allá de los mabiles (prostíbulos donde se bailaba y se tomaba). Esta forma musical tuvo su mayor auge entre 1920 y 1940, gracias a los "cañoneros" como eran conocidos aquellos músicos que sacaron el merengue de esos locales nocturnos y lo llevaron a las plazas y los templetes en épocas de carnaval y otras celebraciones populares, recorriendo las calles acompañados de un artefacto llamado trabuco o cañón, que no era más que un pequeño tubo de bambú relleno de carburo de calcio y agua, al que hacían detonar (de ahí el nombre) para anunciar los temas que iban a interpretar a continuación. Finalmente, ya entrada la década de los cincuenta, los grandes salones sucumben y abren sus puertas al este baile caraqueño, que llegó de la mano de la orquesta de Luis Alfonzo Larrain. El Norte es una quimera de Luis Fragachán, La pelota del Carey de Lorenzo Herrera, Carmen la que contaba dieciséis años y Préstame tu máquina de Balbino García animaron fiestas de matrimonios, quinceañeras, graduados y demás jolgorios capitalinos de la época, luego este estilo musical cayó en desuso. No obstante, gracias a la contribución de compositores y músicos de la talla de Carlos Bonnet, Luís Laguna, Pablo Camacaro, Cruz Felipe Iriarte, Otilio Galíndez, Cristóbal Soto, Adelys Freites, Cecilia Todd, Lilia Vera, Simón Díaz, el Quinteto Contrapunto, Ensamble Gurrufío, El Cuarteto, Gualberto Ibarreto, Los Cañoneros y Los Antaños del Stadium, el merengue venezolano ha recobrado su merecido espacio en la escena musical venezolana bajo la métrica de 5/8 la favorita de los músicos y compositores de las últimas décadas.

 

El Merengue de hoy

Para el año 1980, el merengue empieza el periodo llamado la época de oro, caracterizado por la aparición de nuevas agrupaciones, sonidos y carácter. Algunos de los artistas más destacados son Wilfrido Vargas, Omega & Su Mambo Violento, Johnny Ventura, Sergio Vargas, Los Hermanos Rosario, Olga Tañon, Los Melódicos, Conjunto Quisqueya, Fernando Villalona, Eddy Herrera, Milly Quezada, Héctor Acosta (El Torito), Ruby Pérez, Rikarena, Jochy Hernández, Jossie Esteban y la Patrulla 15, Liz y su Banda Show, y por supuesto el popularísimo Juan Luis Guerra entre otros. Estos llamaron la atención gracias a sus melodiosas canciones y ritmos.

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